Los chilenos marchan por sus derechos en una ciudad militarizada

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Santiago.- Con cánticos, batucadas y tocando cacerolas marcharon cientos de miles de chilenos por las calles de Santiago, exigiéndole más derechos a un Gobierno que los reprimió con carros lanza-agua y bombas lacrimógenas.

«No estamos haciendo nada y Carabineros [Policía militarizada] nos recibe con represión, con una Policía y un Ejército que actúan como marionetas del fascismo», dijo a Sputnik Angélica Sotomayor, una jubilada de 61 años que nos hablaba mientras aguantaba el tóxico gas lacrimógeno que envolvía el lugar.

Gerardo y Daniela, una joven pareja de chilenos, llegó el 21 de octubre a la principal avenida de la capital chilena, La Alameda, llevando a su hijo Martín de ocho años, quien portaba un letrero que decía «Chile despertó».

Y es que aquella frase fue la consigna de la marcha que congregó a cientos de miles de personas en esa emblemática calle, en la cual se emplaza la sede de Gobierno Palacio de La Moneda, la Universidad de Chile, la Biblioteca Nacional, el Instituto Nacional, y muchos de los edificios más antiguos de la ciudad.

Al igual que el pequeño Martín, muchos manifestantes cantaron esa tarde que Chile había despertado, que Chile se había cansado, haciendo alusión a las constantes manifestaciones ciudadanas que se han registrado en ese país en los últimos días, primero contra el alza del pasaje del Metro de Santiago, y posteriormente, exigiendo una mayor equidad de derechos en un país que constantemente aparece en los listados entre los más desiguales del mundo.

Atrás de Martín, pasó una batucada que tocaba «El Pueblo Unido», canción de protesta chilena que tomó relevancia mundial durante la época de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y que el 21 de octubre fue bailada y coreada por decenas de personas que acompañaron a la agrupación.

De esa manera pacífica comenzó a congregarse la gente en la Plaza Italia, sitio ubicado en el centro de Santiago donde comienza La Alameda y que regularmente es utilizado por los chilenos para reunirse durante las celebraciones deportivas y manifestaciones sociales.

El ánimo festivo se tomó La Alameda, ocupando varias cuadras desde Plaza Italia hacia el oriente y hacia el poniente, en lo que prometía ser una jornada tranquila que finalmente, terminó de manera distinta.

Las demandas

«Hoy vinimos a manifestarnos de manera pacífica, venimos a decir que Chile despertó, que Chile se cansó, se cansó de los abusos, de las AFP [sistema privado de administración de las pensiones de vejez], de la desigualdad y de la represión», señaló a esta agencia Daniel Melo, estudiante de derecho, mientras marchaba de la mano junto a su novia.

Una de las particularidades del inédito movimiento social que ha mantenido en crisis a Chile desde la semana pasada es que no existe un listado taxativo de demandas, ni partidos políticos ni organizaciones sociales que encaucen exigencias, sino que la manifestación responde a un descontento general ante los abusos de la élite empresarial y el mundo político.

Las protestas comenzaron el 14 de octubre con manifestaciones masivas de estudiantes que evitaban pagar el pasaje del metro en rechazo al alza en el precio del boleto, pero ante la nula respuesta del Gobierno del presidente Sebastián Piñera, las protestas subieron rápidamente su intensidad y hoy se registran cientos de edificios incendiados, decenas de supermercados saqueados y millones de dólares en daños a infraestructura de la ciudad.

«Lo que queremos es que baje el costo de la vida», afirmó Camilo Flores a nuestra agencia, un ingeniero de 44 años.

La demanda de Flores se sumó a las que se repitieron constantemente entre las personas asistentes a la marcha: bajar el costo de los servicios básicos como el agua, el transporte y la electricidad; subir el sueldo mínimo, que hoy es de 301.000 pesos (412 dólares); reducir el sueldo de los parlamentarios, eliminar el sistema de Administración de Fondos de Pensiones (AFP), y en particular, retirar a los militares de la ciudad.

Debido al Estado de Emergencia decretado por Piñera en el contexto de las protestas, el orden público actualmente en Santiago es dirigido por Carabineros y también por las Fuerzas Armadas.

A las 14.00 de la tarde ya se había reunido un gran grupo de personas en Plaza Italia, así que comenzaron a movilizarse hacia el poniente de la ciudad, en dirección a la sede de Gobierno.

En un principio, los efectivos de las Fuerzas Especiales de Carabineros (unidad antidisturbios del organismo) y los militares, observaron desde un costado el avance de la manifestación, pero a las pocas cuadras, varias patrullas cerraron el paso de los manifestantes, comenzando la represión.

Fuerzas Especiales lanzó el primer golpe, y a pesar de que la marcha era totalmente pacífica, hizo uso de sus carros lanza-agua para mojar a los manifestantes, logrando dispersarlos a ratos.

A las 16:00 de la tarde, Carabineros ya estaba haciendo uso constante del gas lacrimógeno, lanzando desde pistolas en forma de granadas, o bien expeliendo el gas directamente como aerosol desde un carro policial blindado denominado «zorrillo».

Tras esos ataques, los niños y las familias que se manifestaban tranquilamente tuvieron que retroceder y muchas de ellas, dejar de marchar, y en La Alameda continuaron en su mayoría jóvenes y estudiantes.

A esa hora ya comenzaban a visualizarse las primeras barricadas e incendios en la calle, generando enfrentamientos directos de manifestantes contra militares y carabineros.

A las 18:00 de la tarde, cuando la gente aún se resistía a dejar la calle, se registró el golpe final, que fue dado desde el Ejecutivo cuando el Jefe de Defensa Nacional, general Javier Iturriaga, decretó un toque de queda para la ciudad de Santiago, que obligó a todas las personas a devolverse y a permanecer dentro de sus hogares después de las 20:00.

Durante la noche del 21 de octubre, el presidente Piñera realizó un balance de la situación, relacionando las manifestaciones ciudadanas con la «delincuencia» y los «saqueos», y anunció que este 22 de octubre se reunirá con la oposición política y los presidentes de partidos para buscar una solución a las demandas sociales, y lograr lo que el llamó un «acuerdo social» para salir de la crisis.

Las autoridades han confirmado la muerte de 15 personas en el contexto de las marchas masivas en el país.