Quito.-El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, decidió trasladar la sede del Gobierno a la ciudad costera de Guayaquil, luego de que este lunes se presentaran fuertes protestas cerca del palacio de Carondelet y culpó a su antecesor, Rafael Correa, de un intento de «golpe de Estado».
En un mensaje a la Nación por radio y televisión, Lenín Moreno, acompañado del vicepresidente Otto Sonnenholzner, y del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, anunció que el traslado de las operaciones del Gobierno a esta ciudad se deben al asedio de los manifestantes en Quito.
«Me he trasladado a Guayaquil y he trasladado la sede del Gobierno a esta querida ciudad de acuerdo a las atribuciones constitucionales que me competen», añadió el gobernante al asegurar que lo que sucedió en el país en los últimos días «no es una manifestación de protesta frente a una decisión del Gobierno».
También acompañado de varios jefes militares, el mandatario culpó a Rafael Correa (2007-2017) de estar detrás de los supuestos intentos de desestabilizar a su Gobierno, y le acusó de estar detrás de lo que denominó «intento de golpe de Estado».
«Hay -dijo- una intención política organizada para desestabilizar el Gobierno y romper el orden constituido y romper el orden democrático», señaló.
Para Moreno, quienes generaron actos de violencia extrema son «individuos externos pagados y organizados» y dijo que no es coincidencia que varios líderes del Gobierno de Correa hayan ido a Venezuela hace algunos días para preparar el supuesto plan de desestabilización.
«Son los corruptos que han sentido los pasos de la justicia cercándolos para que respondan, son ellos quienes están detrás de este intento de golpe de Estado y están usando e instrumentalizando a algunos sectores indígenas, aprovechando su movilización», afirmó.
Según el mandatario, sus opositores correístas «están financiando las agresiones y los saqueos» con el dinero que «se robaron» durante la anterior administración, por lo que rechazó con contundencia «este atentado contra la democracia».
Moreno agradeció a las Fuerzas Armadas y a la Policía y remarcó que su Gobierno va a «seguir protegiendo los derechos y la tranquilidad ciudadanas».
«Evitaremos siempre cualquier derramamiento de sangre», añadió el mandatario e insistió en que «la democracia y la paz saldrán nuevamente victoriosas» de esta prueba.
Pero sobre la medidas que desencadenaron la violenta protesta, repitió que no dará «marcha atrás» y que la eliminación de los subsidios o ayudas estatales para abaratar el coste de los combustibles, es una «decisión histórica» que mantendrá en firme para que «nuestra economía esté sana y la dolarización protegida».
Además, señaló que la medida de ajuste, que fue rechazada por varios grupos sociales, especialmente sindicatos e indígenas, afecta a grupos económicos poderosos, como los contrabandistas de gasolinas.
«Les aseguro que por duro que parezca hemos hecho lo correcto con la patria», apostilló Moreno tras llamar al diálogo a los sectores sociales, «una puerta que -según dijo- en el Gobierno jamás se cerró».