La Corte Suprema de Estados Unidos ha dado el visto bueno a la segunda ejecución federal que se realiza en el país en una semana y tras un período de 17 años sin aplicarse. La decisión ha sido tomada tras el intento desestimado de un tribunal menor de paralizar el proceso.
En virtud de la orden de la Corte Suprema de Estados Unidos, se ha llevado finalmente a cabo una nueva ejecución federal, la de Wesley Ira Purkey, condenado a pena de muerte en 2004 por secuestrar, violar y matar a Jennifer Long, una joven de 16 años, en 1998 en Kansas City.
La jueza de la corte Sonia Sotomayor denunció que «proceder ahora a la ejecución de Purkey, pese a las graves dudas y hallazgos probados sobre su capacidad mental, arroja una sombra de duda constitucional sobre la más irrevocable de las penas».
«Wes Purkey es un hombre de 68 años que padece daños cerebrales severos (…) y que sufre de alzhéimer y demencia avanzados», defendió la abogada de Purkey, Rebecca Woodman, citada por un medio local.
Con todo, la ejecución federal ha prosperado finalmente y se ha llevado a cabo el 16 de julio en el Complejo Correccional Federal de Terre Haute, en Indiana. Allí mismo tuvo lugar la reciente ejecución de Daniel Lewis Lee, cerrando un paréntesis de casi dos décadas sin ejecuciones federales en todo el país.
Antes de recibir la inyección letal, Purkey ha hecho sus últimas declaraciones: «Lamento profundamente el dolor y el sufrimiento que he causado a la familia de Jennifer. Lo lamento profundamente. Lamento profundamente el dolor que he causado a mi hija, a la que quiero muchísimo».