La Casa de los Premios Nobel Latinoamericanos se encuentra en el barrio de San Telmo, en el casco antiguo de la ciudad de Buenos Aires, precisamente en la sede histórica de la ONG Servicio Paz y Justicia (Serpaj), del argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980. El espacio resguardará el legado de otros 16 premiados de la región.
Al cruzar el umbral de entrada, el visitante es recibido por una escultura de bronce casi a escala del referente mundial del pacifismo, el célebre activista político indio Mahatma Gandhi, una de las dos principales inspiraciones, junto al movimiento católico de la opción preferencial por los pobres, del argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, quien también es autor de la pieza artística.
En una casa refaccionada de la zona más antigua de Buenos Aires, se creó un museo que resguarda el legado de los 17 Premios Nobel que tiene América Latina, un espacio académico que recorrerá el trabajo por el que fueron reconocidos y exhibirá algunas herramientas, obras de arte, archivos, libros y réplicas de las condecoraciones recibidas por los laureados, además de contar con aulas para recorridos escolares.
La Casa de los Premios Nobel Latinoamericanos, que abrirá sus puertas al público en abril de 2021, si el control de la pandemia lo permite, ocupa un edificio histórico que tiene un valor especial para la fundación internacional Servicio Paz y Justicia (Serpaj), fundada por Pérez Esquivel, ya que fue adquirida con parte de la retribución monetaria por el galardón y fue sede de la organización durante años.
«Adolfo pensaba que esto debería volver a ser parte de la comunidad y se le ocurrió que podía funcionar como un lugar de memoria para los Premios Nobel, que bastante invisibilizados están en Argentina», dijo a Sputnik Elizabeth Quintero, una de las tres coordinadoras en Argentina de Serpaj.
El espacio fue otorgado en comodato en 2015 por 30 años a la Universidad de Buenos Aires (UBA), principal institución académica del país, que se encargó de la restauración del edificio en 2017, que estuvo más de cinco años clausurado por riesgo de desmoronamiento por su carácter histórico. La UBA también se encargará de la administración del museo.
La Casa fue inaugurada en un acto simbólico que contó con la presencia del presidente de Argentina, Alberto Fernández, del rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Alberto Barbieri, y de Pérez Esquivel, el 10 de diciembre.
También estuvieron presentes familiares de los otros cuatro argentinos laureados: Carlos Saavedra Lamas (Paz, 1936), Bernardo Houssay (Medicina, 1947), Luis Federico Leloir (Química, 1970) y César Milstein (Medicina, 1984).
Además, se recorre el impacto de la obra de los otros 12 Premios Nobel de la región: Gabriela Mistral (Chile, Literatura, 1945), Miguel Ángel Asturias, (Guatemala, Literatura, 1967), Pablo Neruda (Chile, Literatura, 1971), Baruj Benacerraf (Venezuela, Medicina, 1980), Alfonso García Robles (México, Paz, 1982), Gabriel García Márquez (Colombia, Literatura, 1982), Óscar Arias Sánchez (Costa Rica, Paz, 1987), Octavio Paz (México, Literatura, 1990), Rigoberta Menchú (Guatemala, Paz, 1992), Mario Molina (México, Química, 1995), Mario Vargas Llosa (Perú, Literatura, 2010), Juan Manuel Santos (Colombia, Paz, 2016).
Perez Esquivel: voz de la paz y la justicia en Latinoamérica
Pérez Esquivel fundó en 1973 la publicación Paz y Justicia en Buenos Aires, a través del que se buscaba difundir la defensa de la no-violencia y el rechazo a los gobiernos autoritarios de la época, una forma de pensamiento pacifista y cristiana que se distanciaba de ideologías revolucionarias que optaban por la lucha armada ante la tiranía, impulsada por grupos de izquierda radicalizados desde la clandestinidad.
«Era un movimiento religioso, de curas del tercer mundo, que buscaba dar información de lo que estaba pasando en las diferentes dictaduras, no solo en Argentina sino en toda la región, y se transforma en movimiento casi sin querer y de ahí se decide fundar el organismo de derechos humanos a nivel latinoamericano», mencionó Quintero.
El pintor, escultor y docente devenido activista, fue designado coordinador del Serpaj para América Latina, una plataforma creada en 1974 en Medellín, Colombia, que buscaba reunir a sectores populares, obreros, indígenas, campesinos, eclesiásticos e intelectuales en el repudio total a las violaciones a los derechos humanos y a favor de la libre autodeterminación de los pueblos.
En 1977, durante la última dictadura militar argentina (1976-1983), Pérez Esquivel fue encarcelado en la clandestinidad durante 14 meses, torturado y estuvo cerca de morir en un vuelo de la muerte, mecanismo que utilizaba el terrorismo de Estado para desaparecer personas arrojándolas al Río de la Plata desde un avión militar. Fue liberado por presión ciudadana y política ya que se trataba de un referente reconocido y permaneció otro tiempo en libertad, pero bajo estricta vigilancia.
En 1980 fue galardonado por el comité de Noruega que entrega el Premio Nobel. El espacio que ocupa hoy la Casa de los Premios Nobel Latinoamericanos fue adquirido por la organización que conduce Pérez Esquivel con parte del premio monetario. En 1983, el activista realizó allí una huelga de hambre para pedir el fin de la represión y del estado de sitio y la aparición de los desaparecidos.
Al terminar la dictadura, el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín (1983-1989) crea la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) con el objetivo de investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el período del terrorismo de Estado en Argentina. Este informe final, presentado en 1984, fue publicado en forma de libro bajo el título Nunca más y fue elemental para el Juicio a las Juntas militares.
«Todos los informes de la Conadep se armaron con información de los tres organismos de derechos humanos que existían previos a la dictadura: el Serpaj, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos [APDH]», comentó Quintero.
Fuente: Agencia de noticias Sputnik.