El papa concluye su viaje a Mozambique denunciando la corrupción

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Maputo.- El papa concluyó su visita a Mozambique con una misa ante 60.000 personas en las que denunció la corrupción en los países más pobres y pidió reconciliación porque ningún país puede basarse en la ley del «ojo por ojo».

En esta misa ante 60.000 personas y bajo la lluvia en el estadio de Zimpeto, recordó el pasado de violencia en el país y mencionó uno de los grandes problemas en algunas naciones de África: la corrupción.

Denunció que a veces «pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar, tienen otros intereses»

Así como condenó la corrupción al afirmar que «es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper» y «que es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera».

Y recordó que aún existe el miedo de que «las heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado», la localidad del norte del país donde a principios de año se produjeron de nuevo ataques por parte de grupos armados.

Reconoció el papa que «es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales».

Desde su independencia del dominio portugués, Mozambique vivió una guerra fratricida que causó un millón de muertos y cuatro millones de desplazados y que concluyó con un acuerdo de paz firmado en Roma, con la mediación de la Iglesia católica, en 1992.

Aun así, subrayó el papa a los fieles, «Jesucristo invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas respecto a quienes nos hirieron».

Porque, indicó el pontífice argentino que llegó el miércoles a este país, «no se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la ‘equidad’ de la violencia».

Rechazó poder vivir con el «ojo por ojo, diente por diente», pues «ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio».

Y destacó que «las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos».

«La equidad de la violencia siempre es una espiral sin salida y su costo es muy alto», reiteró Francisco.

Por la mañana, Francisco acudió al centro Dream de Zimpeto, en uno de los barrios más poblados y marginados de la capital, que garantiza los tratamientos a enfermos de sida y portadores de VIH

«Vosotros habéis escuchado ese grito silencioso, apenas audible, de infinidad de mujeres, de tantos que vivían con vergüenza, marginados, juzgados por todos», dijo tras visitarlo.

Alabó este tipo de centros que «muestran que hubo quienes se detuvieron y sintieron compasión, que no cedieron a la tentación de decir no hay nada por hacer, imposible combatir esta plaga, y se animaron a buscar soluciones».

El proyecto Dream impulsado por el movimiento católico de la Comunidad de San Egidio se encuentra en 11 países africanos y ha hecho nacer sanos a 200.000 niños de madres seropositivas.

La Iglesia católica rechaza el uso de los preservativos en las relaciones sexuales, que son uno de los métodos para evitar el contagio del VIH.

Con la misa de hoy concluyó su visita a Mozambique y partirá inmediatamente hacia Madagascar para la segunda etapa de su viaje en el que también visitará Mauricio. EFE