Roma.-Fueron recibidos con ovaciones. Ahora queda por determinar si un barco español los llevará a Palma.
Recibidos con el canto de los partisanos antifascistas “Bella Ciao”, aplausos y carteles de bienvenida en el puerto de Lampedusa por los activistas de la Acción Católicos y otros grupos, en los primero minutos de la madrugada de este miércoles desembarcaron los 83 migrantes que aún permanecían en la nave humanitaria Open Arms, tras una agonía que duró 19 días.
El gran derrotado fue el ultraderechista ministro del Interior Matteo Salvini, líder populista y campeón de los “puertos cerrados” a los migrantes náufragos.
La crisis se resolvió por la tarde del martes gracias a la decisión del procurador jefe de Agrigento, Luigi Patronaggio, que tras las vacaciones tomó en sus manos el caso, viajó en un helicóptero a Lampedusa con un grupo de médicos y dispuso el secuestro preventivo de la Open Arms y el desembarco de los migrantes.
Al llegar al puerto y desembarcar, los migrantes vivaban, lloraban y saludaban entusiasmados a los que los recibían aplaudiéndolos.
“La pesadilla ha terminado”, dijeron los miembros de la ONG humanitaria catalana Open Arms.
Los migrantes fueron trasladados al centro médico par determinar su estado físico y psíquico. A las cuatro de la madrugada fueron reunidos con los otros migrantes que ya habían abandonado en varias tandas el Open Arms por razones médicas, en los últimos tres días, porque al menos una docena se lanzó al mar para alcanzar a nado las costas vecinas de Lampedusa.
Se recompuso así el grupo de prófugos original de 147 miembros que entró en las aguas territoriales italianas tras suspender un tribunal la prohibición de Salvini de desembarcar en Lampedusa.
El ministro impuso una segunda prohibición de desembarco, esterilizada el martes por la decisión del fiscal Patronaggio de secuestrar la nave Open Arms, que será llevada al puerto de Licata donde debe hacer revisiones de mantenimiento y cambiar la tripulación.
Se había anunciado que una nave militar española vendría a Lampedusa para acompañar a la nave humanitaria catalana, poniendo rumbo a la isla de Menorca, en las Baleares, a 250 kilómetros de Barcelona, que el gobierno español ofreció para desbloquear la crisis. Pero las autoridades de la ONG catalana se opusieron a mover la nave de Lampedusa, donde esperaban entrar al puerto a unos cientos de metros.
El martes la situación se había hecho explosiva hasta que el magistrado de Agrigento inspeccionó la nave y adoptó la decisión que tanto esperaban los migrantes y los miembros de la ONG catalana.
Matteo Salvini comentó que mientras siga siendo ministro del interior, “es mi deber defender la soberanía y los confines del país”. Ahora se perfila otro caso difícil.
En alta mar espera entrar “en un puerto seguro” y apunta a Lampedusa, la nave Ocean Viking de las ONG francesas Mediterranée y Médicos sin Fronteras, con 356 migrantes africanos rescatados a bordo, entre ellos 11 niños.
Francia ya manifestó su disposición de recibir a una parte de los migrantes.