Ni en el mejor de los casos, uno se imaginaba esta posibilidad, si lo pensamos, pero con cierta incredulidad. La clasificación a cuartos, se dio de la única forma que se podía dar. Un empate entre Ecuador y Japón.
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La monedita cayó de nuestro lado. Los astros se alinearon. Ecuatorianos y japoneses pecaron de la ineficacia y nos dieron la mano. Si bien se anotaron dos goles, uno por cada bando. El resultado pudo haber sido otro, tras las múltiples situaciones que generaron ambas selecciones que dejó el corazón en la boca a cada hincha paraguayo que depositó sus esperanzas en este duelo.
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Paraguay se instaló a cuartos de final beneficiándose de otro resultado. Si, sin jugar y disputar ningún solo minuto, y por la bendita diferencia de goles, clasificó y eliminó tanto a Japón y Ecuador. Con la mayor parte de la afición en contra, tras la decepcionante campaña en fase grupos, la albirroja tendrá otra oportunidad de jugar ante la selección de Brasil a quien la tenemos a mal traer en los últimos duelos en Copa América. Argentina 2011 y Chile 2016.
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Es el momento. Es donde la famosa garra, que perdimos hace tiempo, debe reaparecer. Claro, dedicando intentar mostrar buen fútbol ante el local y con el 95 % de los aficionados en contra. Difícil, históricamente jugarle de igual a igual a Brasil, mas siendo anfitrión. Sumando la pobre actualidad futbolística que está pasando el equipo bajo el comando de Berizzo.
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Se abre otra brecha, otra esperanza y un nuevo desafío para el conjunto de jugadores. Ingresamos por la ventana y no es momento de abandonar