Xherdan Shaqiri se quedó con todas las cámaras del pasado Mundial de Rusia al celebrar un gol con Suiza, jugando ante Serbia, formando el águila albanesa con las manos. Ahora, el Liverpool tiene miedo de que algo pueda pasarle y no viaja para jugar el partido de Champions de League a Belgrado para medirse al Estrella Roja.
Jürgen Klopp, entrenador ‘red’, justifica su ausencia suavizando el asunto:“Hemos valorado la recepción que tendría Shaqiri y, aunque no tenemos idea de lo que sucedería, queremos ir allí y centrarnos 100% en el fútbol. No tenemos ningún mensaje político”.
La historia de la celebración es sencilla: el extremo nació en Kosovo, un estado cuya independencia el gobierno de Serbia se niega a reconocer. La familia de Shaqiri salió del país refugiándose de la guerra rumbo a Suiza, donde se desarrolló como futbolista.
Su compañero de selección, Granit Xhaka, tiene una historia de exilio parecida y también marcó a Serbia en el Mundial y lo celebró haciendo el águila albanesa como Shaqiri. Ambos fueron sancionados por la FIFA.
