La presentación del libro «Crónicas del Metal Luqueño», del músico Richie Vidaurre, realizada en la tarde -noche del domingo, tuvo como punto principal la presencia de la banda metalera Batallón.
Se trata de la agrupación que da inicio y finalización del libro, que narra de una manera sencilla la historia del género en la ciudad de la música. «Crónicas del Metal Luqueño», comienza con una introducción que permitir conocer detalles del nacimiento del heavy metal en el Paraguay.
Posteriormente, se conocen anécdotas y situaciones que llegaron a Batallón a convertirse en la pionera en una sociedad muy conservadora en cuanto a lo novedoso de lo que representaba una contracultura muy nueva para el país y específicamente para la República.
También, se destaca en el libro, los festivales y conciertos que se sucedieron en Luque en las décadas del 90 y 2000. Para finalizar el relato, el 2009 en aquel concierto de Batallón en el teatro Juan de Salazar y Espinoza.
En líneas generales, se trata de un atractivo para el lector, pero principalmente para aquellas personas que fueron partícipes, porque es una opción de transportación en aquel momento. Y no quedan atrás los curiosos y los headbangers de la actual generación que desean descubrir el cómo surge y se desarrolla un estilo musical en un tiempo en que la tecnología no ayudaba en Paraguay, por tratarse de un modelo muy caro para la gran mayoría.
Luego de la presentación de Crónicas del Metal Luqueño, Querubes y Batallón, dos grupos de distintas épocas pero que tienen similitud en el carácter musical y en el mensaje 100 por ciento luqueño, recorrieron aquellas anécdotas para dar paso a un viaje en el tiempo en que a más de uno, no solo emocionó sino que expresó su satisfacción por ser parte de ese lugar que no todos tienen la suerte de haber pasado.
La noche tuvo ese aliento de El Verdugo que recordó un pasado no tan lejano ocurrido en nuestro país, y transmitido de una manera poética por Domingo Pérez, para generar el climax comenzado por Corrupción, el himno de Batallón.
Detrás del Sol, recordó que la noche llegó a los 90, por medio de los riffs de guitarras, y la melodía vocal que transmitió no solo fuerza, sino la vibración de la crónica que quedará no solo como un legado sino como lo que siempre fue, el Metal Luqueño.