Un hecho sin precedentes y que fortalece las esperanzas de pacientes que aguardan un donante de órganos y tejidos, se registró en el servicio de mayor complejidad de la VII Región Sanitaria – Itapúa, hospital regional de Encarnación.
En la ocasión, tras la notificación de la jefatura de la UCI – Adultos ante la posibilidad de un donante para la ablación de tejidos, la Dra. Lucia Vega, en coordinación de la Dra. Carolina Madrazo, lograron la movilización de una importante logística para llevar a cabo el procedimiento.
En esta oportunidad, se pudo donar las córneas, dando oportunidad de una nueva visión a dos pacientes que integran la lista de espera nacional del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), unas 300 personas, de entre quienes un importante porcentaje corresponde a niños.
Ser donante de órganos y tejidos puede hacer una gran diferencia, y no solo para una persona. Un donante cadavérico puede salvar o mejorar la vida de hasta ocho personas. Incluso, una gran cantidad de familias afirman que saber que su ser querido ayudó a salvar otras vidas les ayudó también a ellos, para sobrellevar la pérdida.
La donación de órganos y tejidos es el fruto de un esfuerzo, que incluye al equipo de intensivistas y al equipo de ablación, que:
1- Detecta y notifica al INAT un posible donante.
2- Mantiene en forma óptima al posible donante.
3- Certifica el fallecimiento (lo hace un neurólogo – neurocirujano o terapista).
4- Abordaje familiar para concretar la donación (se pide a los familiares que respeten la decisión de su ser querido).
5- Ablación de los órganos y tejidos.