El rock recuerda tres décadas de la desaparición física de Freddie Mercury

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El vocalista de la banda inglesa de rock Queen, Freddie Mercury falleció hace 30 años, un 24 de noviembre de 1991, un día después de confirmar al mundo a través de un comunicado que era portador del virus del SIDA.

Farrokh Bulsara, nacido en Zanzíbar el 5 de septiembre de 1945, fue uno de los grandes exponentes del rock, con su vocalización deslumbró al público en los conciertos y en los trabajos discográficos grabados con la agrupación británica y en carácter de solista.

A la edad de 45 años, a consecuencia de una bronconeumonía complicada por el sida, dejó este plano terrenal, para llegar a la inmortalidad a través de su música, legado que los fanáticos del rock lo ostentan a través de cada canción.

Es preciso decir que en la época en que Mercury se enteró que era portador, los tratamientos disponibles contra el virus no tenían buen pronóstico, a diferencia de lo que sucede en la actualidad.

Un 22 de noviembre de 1991, cuando Freddie Mercury llamó por teléfono al mánager de Queen, Jim Beach, para hacerle una compleja solicitud. Durante la conversación, el cantante le pidió que discutieran sobre un tema que debía ser «asunto público». El que sorprendió al mundo entero al día siguiente.

Así el 23 de noviembre de 1991, un día después de su charla con Jim Beach, el cantante -que ya estaba casi ciego, con neumonía y una grave infección en un pie- se sinceró con el mundo a través de un comunicado que hizo llegar a la prensa por medio del representante.

«Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo en las pruebas del virus y que tengo el SIDA. Sentí que era correcto mantener esta información en privado para proteger la privacidad de quienes me rodean. Pero ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad, y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella», decía el comunicado.

Cuatro años antes, en 1987, la muerte de dos examantes lo hizo temer lo peor. El legendario vocalista británico había decidido practicarse análisis para saber si era portador de VIH. Los resultados no fueron alentadores y Freddie prefirió mantener en reserva su estado.

Le costó a Freddie Mercury aceptar su diagnóstico de sida. Postergó no solo conocer el resultado y aún más informarle a su público.

Sólo sus más cercanos estaban al tanto de su diagnóstico. Entre ellos, su exnovia y confidente Mary Austin, quien habría sido la primera en enterarse. Y los miembros de la banda, quienes guardaron el secreto por años.

La última aparición pública de Mercury había sido el 18 de febrero de 1990, para la gala de los premios Brit de ese año, con la cual se galardonó a la banda por su contribución a la música británica. En la gala se apreció a un Freddie delgado y con aspecto demacrado. El discurso fue dado por Brian May, mientras que él se limitó a dar las gracias.

Pese a que su salud empeoraba con el tiempo, Queen grabó el que sería el último disco de la banda, Innuendo. El álbum salió al mercado en febrero de 1991 y la ausencia de Mercury en la fiesta por el lanzamiento del álbum solo hizo que los rumores sobre su salud siguieran en aumento.

«The Show Must Go On» y «These Are The Days Of Our Lives» son dos canciones emblemáticas de aquel último disco, la primera compuesta por el guitarrista Brian May y la segunda por baterista Roger Taylor. Son quizás el regalo de despedida más hermoso que pudieron haberle hecho a Freddie quien con su voz, poderosa hasta el final, las convirtió en un regalo eterno para todos aquellos que disfrutaron, disfrutan y seguirán disfrutando de su música.